Pese a la crisis, que nos hizo este año ser más cautos en los gastos y pese al frío inusual que estamos soportando, andar por las calles coruñesas en esta época es un auténtico placer para los sentidos. Al colorido del alumbrado navideño se suma un incesante ir y venir de paseantes que, enfundados en sus pesados abrigos, estudian los escaparates evaluando precios, calidades y posibilidades. Y es que aquí todavía los 3 Reyes de Oriente pisan más fuerte que el nórdico Santa Claus, de modo que los coruñeses siguen en la labor de comprar regalos y prepararse para las fiestas que restan.
El árbol de Navidad del Cantón Grande destaca en la noche coruñesa. Hay un delicioso olorcillo a castañas asadas en la calle y desde las cafeterías nos llegan el aroma del chocolate caliente y el bullicio de los animados encuentros de amigos y compañeros de trabajo que se reúnen para despedir el año.
Pasaron ya el sorteo del Gordo, la Nochebuena, la Navidad, pero la ciudad mantiene un aire festivo y de alegre expectativa. Es que llega un nuevo año, lleno de posibilidades, y toca mantener la ilusión. Y muy pronto pasarán los Reyes y dejarán en nuestras casas lo que puedan, mucho o poco pero que será siempre bienvenido; porque viniendo de ellos, hasta el carbón es dulce.
Las casetas de la Aldea de Navidad del Puerto.Un bonito paseo pese al frío, días antes de la Nochebuena.
Original Gradiva Fotos: Manuela Blanco C.
