18 julio, 2008

Argentina - ¿Era esto lo esperado?

Votación por las Retenciones Móviles en el Congreso.

Imagino que algunos de mis amigos argentinos estarán muy conformes con el resultado de la votación en el Congreso y que otros, en cambio, se sentirán muy frustrados. Por mi parte, estoy francamente preocupada, porque no le termino de ver el debido costado democrático al asunto, y porque este acto le ha puesto fecha de arranque a "La Argentina Partida en Dos". Yo me pregunto, a veces con estupor y a veces con sospecha: ¿Era esto lo esperado?

Personalmente, no son los detalles del conflicto ni las culpas respectivas lo que más me aflige. Estoy convencida de que hay faltas, y gordas, en ambos lados de este lamentable asunto. Tanta lucha, tanto agobio y tanto enfrentamiento para este pobre resultado teñido de maquiavelismo? La pregunta ancestral sigue teniendo vigencia: ¿Cui bono? En todos los países del mundo hay intereses enfrentados, pero se procura resolverlos -porque así conviene hacerlo- sin desabastecimiento, sin piquetes, sin 'demasiadas' coimas, sin desacreditar mundialmente al país, y sin mega-actos de ciudadanos contra ciudadanos. Lo alarmante de este conflicto es que no se buscó seriamente llegar al consenso, sino que se aplicó una filosofía de potrero ("Lo' vamo' a reventar...") , olvidando que el otro bando es -ni más ni menos- la otra mitad de la Argentina.



Muchos argentinos no lo verán de igual manera, pero mi opinión sincera es que el debate por las retenciones debió continuar hasta que se lograra una mayoría clara en algún sentido; que el vicepresidente Cobos pudo y debió comunicar claramente su posición al gobierno antes de la votación (el que avisa no es traidor), y que en el el Recinto podría haber sugerido un cuarto intermedio para seguir buscando una solución satisfactoria para todos. Lo avanzado de la hora y la importancia del debate lo justificaban. Un empate, en lo que sea, es el resultado menos convincente.

Yo sí le creo al señor Cobos cuando dice que ya tenia su voto pensado (¡y tanto!) y también opino que le ha hecho un flaco favor al pueblo argentino apresurándose a definir la cuestión como si se tratara de una final por penales. Lo ha dicho el propio señor Cobos: la historia lo juzgará. Pero mientras el presente tarda en hacerse historia para juzgarlo, él sale de este asunto fortalecido en su condición de "presidenciable", para sorpresa del gobierno y de muchos políticos opositores que hoy lo estarán estudiando con alguna perplejidad. (¿ Era eso lo esperado?)

Lo que se vio en el Congreso fue un curioso ajedrez político en el que una situación de tablas deviene en un jaque a la Reina planteado por sus propias piezas. El indeseable final de esta partida es una solución "trasnochada" (nunca mejor dicho), que se cierra sin el debido consenso y que resulta totalmente inadecuada, en fin, para un tema que ha movilizado y enardecido por meses a amplios sectores de la población argentina.

Esá claro que el tema fue virando en su desarrollo y que lo que comenzó como un reclamo del sector agro-exportador se fue convirtiendo en un juego de zarpazos políticos contra el sillón presidencial que se espera ver vacante. Ambiciones oportunistas, ajenas al problema de base, se montaron al carro para capitalizar y profundizar la irritación general. Tras meses de conflicto y desde la distancia, no se aprecia ningún avance real. El campo victorioso festeja, el compungido señor Cobos se entrega a reveries de cetro y banda albiceleste, el gobierno --sopapeado por propios y ajenos-- lame sus heridas y recuenta sus piezas, y la jauría política se prodiga dentelladas y marca territorio. Todos ellos, ya se sabe, son piezas que avanzan y retroceden según va la partida. Pero los peones que sólo van de frente, el pueblo de a pie, ha quedado encasillado: blancas contra negras. Vaya uno a saber por cuánto tiempo. (¿ Era esto lo esperado? )

¿Cómo sigue esta historia? ¿Cómo va a ser el contragolpe? ¿Qué nuevos piquetes, actos, protestas y paros, vendrán a continuación? ¿Y contra quiénes? ¿Qué es ahora lo esperado? Nadie lo sabe. Lo único que de verdad está claro es que la gobernabilidad del país quedó seriamente debilitada para cualquier presidente de cualquier signo político. De momento, nada que celebrar desde aquí. Lo siento

Original Gradiva